Almería es una provincia con rincones para todos los gustos, ya que aúna paradisíacas playas, parques naturales, bellos pueblos de interior y de montaña con senderos por los que dejarse llevar, y también desierto, cuya pintoresca orografía lo ha convertido a lo largo de la historia en el lugar preferido para grandes directores y superproducciones que han quedado para el recuerdo en la mente de millones de personas alrededor del mundo.
La tierra de Tabernas es una de las zonas almerienses más conocidas no solo a nivel nacional, sino también internacional. Su paisaje singular lo ha convertido en la única zona considerada como desierto propiamente dicho en todo el continente europeo.
Así, uno de los encantos de este pueblo de la comarca de Los Filabres-Tabernas, lo compone el entorno en el que se ubica, un entorno que fue declarado como Paraje Natural en 1989 y que es Zona de Especial Protección para las Aves. El desierto de Tabernas ofrece al visitante un muestrario natural de increíble belleza, en el que se funden micro cráteres provocados por el efecto de la lluvia con las denominadas chimeneas de hadas, surcos o regueros y cárcavas profundas de paredes verticales, que atrapan al viajero por su singularidad.
Sin embargo, ese terreno montañoso árido esconde grandes contrastes en sus ramblas en las que la vegetación hace su aparición con palmeras y tarays. Asimismo, entre la impresionante diversidad de flora que se puede descubrir a cada paso, se encuentra un pequeño arbustillo leñoso y perenne, que se llama Euzomodredon Bourgeanum.
Esta planta es endémica de la provincia de Almería y además se encuentra en peligro de extinción. Es por ello que si siempre es importante ser cuidadoso con el medio ambiente y disfrutar de él desde el respeto, en este caso se hace aún más necesario.
Por otra parte, después de recorrer este maravilloso desierto, llegamos al municipio de Tabernas, que se abre al visitante como un pueblo con encanto de casa blancas, entre cuyas siluetas destaca el castillo de origen fenicio, la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, de estilo mudéjar tardío y construida en 1505, la Ermita de San Sebastián, dedicada al patrón del pueblo o la Ermita de Nuestra Señora de las Angustias, que fue levantada entre los siglos XVIII y XIX.
Un municipio al que además rodean olivares y almazaras, que se convierten en señas de identidad de esta zona almeriense, en la que el aceite se presenta como un manjar para los paladares más exigentes.
Asimismo, la artesanía del esparto y la forja hacen acto de presencia en Tabernas. Una tierra nacida para el arte. Y es que el cine, el séptimo arte, encontró un escenario sin igual en esta zona almeriense, especialmente querida por Sergio Leone y a la que directores consagrados como Ridley Scott o Kevin Reynolds no dudan en acudir como enclave para sus grandes producciones.
En este sentido, el exótico y enigmático paisaje de Tabernas ha sido testigo de la grabación de decenas de películas del género western como ‘El bueno, el feo y el malo’ o ‘La muerte tenía un precio’. Un sinfín de títulos que dejaron decorados, algunos de los cuales aún se conservan y que se convirtieron posteriormente en atractivos turísticos.
Así, es posible visitar el parque temático Mini-Hollywood, Fort Bravo o Western-Leone, construido para el rodaje de ‘Hasta que llegó su hora’ en 1968. A ellos se unen otros como Fortaleza Condor, construida para el rodaje de ‘El Cóndor’; el poblado Nueva Frontera; Fuerte Gobi o Poblado Mimbrero, entre otros.
Casi 2.000 kilómetros cuadrados, rodeados de las sierras de Filabres y Alhamilla, que hacen sumergirse en la época dorada de los spaguetti-western.
En esta línea, el diputado de Turismo, Javier Aureliano García, insiste en “la labor que desde el Servicio Provincial de Turismo de la Diputación ha invitado a los almerienses y visitantesa conocer los enclaves únicos que ofrece Tabernas tanto en su casco urbano como a lo largo y ancho de su término municipal.