Desde la Comarca del Almanzora se abre paso entre la oferta de ‘Costa de Almería’ un destino de interior cargado de historia como prueba su gran legado monumental.
Líjar ha sido lugar de asentamientos para diversas civilizaciones desde antaño.
Romanos y cartagineses fueron atraídos hasta estas tierras por la riqueza de los metales de la comarca. Más tarde, los árabes constituyeron una pujante industria en el municipio de telas finas con el hilo y la seda como protagonistas. Hasta 25 telares se contabilizaron en Líjar que se convirtió, por méritos propios, en capital de la industria textil de la provincia.
Pero si hay un capítulo en su historia curioso, fueron los 100 años de contiendas en las que este tranquilo pueblo de Sierra se vio envuelto con Francia. Anecdótico o no, hasta 1993 Líjar no firmaría el Tratado de Paz entre las autoridades de la villa y los representantes de Francia.
Curiosidades a parte, el devenir histórico de pueblos y civilizaciones han dejado en Líjar una gran huella a través de sus monumentos estandarte. El primero de ellos es la Atalaya de Líjar, torre principal del municipio, de forma cuadrangular y construida con pizarra amarilla del valle. Tiene una altura de 7 metros y una superficie total de 36 metros cuadrados. En su vértice oeste se incorpora una torre cilíndrica de 11 metros de altura que destaca sobre el resto de la fortaleza, dándole un toque de majestuosidad.
Enfrente de la Atalaya se encuentra la Iglesia de Santa María, construida a mitad del siglo XVI aunque una inundación obligó a su reconstrucción, quedando con una nave y dos torres, la del campanario y la de la capilla de San Blas.
Aunque sin duda, es su casco urbano el que concentra su pasado árabe. En el Barrio del Castillo predominan calles estrechas, laberínticas, con multitud de callejones y revueltas, con casas encaladas y construcción tradicional: una sola planta para la vivienda, y aprovechando el desnivel del suelo, en la parte de atrás, recostado sobre la montaña, los corrales.
Rutas entre la naturaleza
Su estratégica ubicación permite al visitante, realizar multitud de rutas e itinerarios senderistas a su paso por Líjar. Tomándolo como punto de inicio, el turista puede visitar las poblaciones limítrofes articulando diversos recorridos hasta la Sierra de Las Estancias o hacia la Sierra de los Filabres. Un paisaje que permite obtener una vista inigualable del Valle del Almanzora.
Por último cabe destacar la gastronomía lijareña en la que se aprovechan los productos agrícolas y ganaderos que durante siglos han centrado su alimentación y basado sus recetas en los productos de la zona. Un recetario rico, sano y extenso en el que no faltan la olla de trigo o de calabaza, las migas, el arroz con bacalao y los roscos fritos, entre otros.
El diputado de Turismo, Javier Aureliano García, insiste en “la labor que desde el Servicio Provincial de Turismo de la Diputación de Almería se realiza para la promoción y difusión de los productos y recursos turísticos que tiene el interior de la provincia”. Asimismo, ha aprovechado esta oportunidad para invitar a los propios almerienses y visitantes potenciales a conocer los enclaves privilegiados del interior de la provincia como éste.