Lindando con la provincia de Granada y enclavado entre las Sierras de Nevada y Baza, Fiñana conserva en su oferta turística, todos los atractivos de un enclave serrano y natural en el que la historia ha dejado un gran legado patrimonial y artístico.
Históricamente, Fiñana ha acogido una sucesión de culturas y pueblos que han dejado en sus límites comarcales, fundados por los romanos para controlar el camino entre Almería, Guadix y Granada, importantes vestigios históricos entre los que destacan una fortaleza árabe, una iglesia y una mezquita.
Construida antes del siglo X, de la Alcazaba de Fiñana sólo quedan en pie restos de tres torreones y unas murallas que irían rodeando al pueblo y que formarían el recinto habitable. El barrio formado a partir de la alcazaba, es sin duda descendiente del antiguo arrabal musulmán, quedando de todo ello algunos vestigios que aún hoy podemos apreciar como es, el trazado de las calles de dicho barrio ó los aljibes que aún se conservan.
Siguiendo el recorrido por la historia del municipio, los turistas pueden visitar su mezquita almohade del siglo XII que fue adaptada al culto cristiano desde el año 1505 como ermita de Santiago y posteriormente ermita de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Es el único conjunto almohade peninsular, que a pesar del tiempo y las agresiones sufridas, conserva el oratorio con su quibla y parte de la decoración que ahora adorna la portada del mihrab, constituyendo el edificio más completo de cuantos se conservan de aquella época en nuestro país. Declarado monumento histórico-artístico de carácter nacional desde 1983. Está incluida en la Ruta de Münzer como parte del rico legado Andalusí.
Cierra el conjunto patrimonial del municipio la Iglesia de la Anunciación, edificio mudéjar construido sobre el solar de la antigua Mezquita Mayor de Fiñana; el Museo de la Sacristía, creado con motivo del V Centenario del paso de los Reyes Católicos por el municipio y en el que se exponen restos del retablo destruido durante la Guerra Civil, imágenes del S. XVII, partituras de cantos gregorianos, entre otros y el Museo Etnográfico en el que se muestra la historia del municipio desde sus costumbres domésticas hasta los diferentes útiles que se usaban en las labores y oficios desaparecidos.
Junto a la vertiente cultural, el visitante puede disfrutar a su paso por Fiñana, un entorno natural que no dejará de sorprender por la multitud de contrastes que este paisaje ofrece. Su rica variedad cromática pasando por toda la gama de verdes, grises y ocres que nos muestra la sierra y los restos de los molinos y acequias, testigos de un pasado árabe, que ha sabido conjugar a lo largo de los siglos el aprovechamiento de un elemento natural como es el agua, son sus más espectaculares atractivos naturales.
Entre sus atractivos turísticos no podemos olvidar su amplia y rica gastronomía. El plato típico fiñanero es la zaramandoña, compuesta a base de calabaza pasada, pimientos secos, tomate pasado, aceitunas, cebolla, bacalao y una buena cantidad de aceite de oliva. Además, en la amplia y rica variedad con la que cuenta la cocina fiñanera, también cabe destacar los tradicionales gachicos o las gachas tortas con liebre, entre otros sabrosos platos. La repostería con ser sencilla, no deja de ser suculenta: buñuelos, roscos fritos de sartén, roscos de vino, o arroz con leche, pueden ser una buena representación de la misma.
Una propuesta turística completa y de gran valor para el destino ‘Costa de Almería’ que cuenta con el apoyo y respaldo de la Diputación a través del Servicio Provincial de Turismo. Su delegado, Javier Aureliano García, ha subrayado “la labor que desde el Servicio Provincial de Turismo de la Diputación de Almería se realiza para la promoción y difusión de los productos y recursos turísticos que tiene el interior de la provincia”. Asimismo, ha aprovechado esta oportunidad para invitar a los propios almerienses y visitantes potenciales a conocer los enclaves privilegiados del interior de la provincia como éste.