Desde el poniente almeriense el municipio de Adra se descubre a turistas y visitantes como un destino turístico único de gran pasado cultural
y con una posición costera privilegiada que le ha dado una singular idiosincrasia fruto de las diversas tradiciones que ha atesorado con el paso de las civilizaciones que han hecho de este municipio lo que es hoy.
Los restos arqueológicos encontrados en las excavaciones llevadas a cabo en el Cerro de Montecristo (catalogado como Bien de Interés Cultural), enclave donde se asentó Abdera, revelan además, un pasado púnico a partir del siglo IV a.c., si bien anteriormente pudo ser colonia griega como sugiere su nombre.
Tradicionalmente ligada al sector pesquero y al mundo marítimo, Adra se fundó en el siglo VIII a.C. por los fenicios que la convirtieron en un excepcional enclave comercial. Más tarde, los romanos transportaron desde las costas abderitanas a diferentes ciudades del entorno mediterráneo el garum, producto muy apreciado en la cocina romana. Sus raíces pesqueras dejaron paso con el tiempo al sector agrícola. La producción de la caña de azúcar desde el siglo XVI y posteriormente, la agricultura intensiva han hecho de este sector la base económica del municipio.
El patrimonio histórico de Adra se diversifica para el disfrute de turistas y visitantes que pueden encontrar joyas de la arquitectura religiosa como la iglesia de la Inmaculada y de Nuestra Señora de las Angustias y las ermitas de San Sebastián y San Isidro.
La industria no sólo ha dejado huella en la economía del municipio sino también en su patrimonio cultural con obras de la arquitectura industrial como el Arco de las Ánimas, la Fundición de plomo de San Andrés, la Fabriquilla del Vinagre y la Torre de los Perdigones, todo un símbolo para los abderitanos en el que se elaboraban perdigones obtenidos del enfriamiento del plomo derretido que se dejaba caer desde su parte más alta.
La arquitectura militar tiene su representación en el patrimonio del municipio con los restos de Muralla de la Fortaleza de Adra que servían de protección a la villa y la Torre-Vigía de Guainos, muy representativa del sistema defensivo típico del Mediterráneo de la piratería berberisca.
Cierran la oferta cultural del municipio, los museos que esta localidad costera tiene en los que se da buena cuenta del pasado y del presente del municipio a través de sus grandes pilares económicos como son la tierra y el mar. Es por ello que la visita al Museo del Mar, de Adra y al Etnológico se confirma como parada obligatoria para conocer a fondo este enclave del poniente almeriense.
Un destino de gran valor natural
En el delta del río Adra se localiza un humedal considerado internacionalmente por su gran valor ecológico, las Albuferas de Adra. Sorprende por su situación en un entorno semidesértico y rodeado de zonas de cultivo intensivo en el que contrasta con la relevancia y los valores naturales que presenta este espacio natural protegido. Desde los observatorios dispuestos estratégicamente en las lagunas, se observa la abundante fauna que la habita como el ánade real o el pato cuchara, que llegan en otoño desde el norte de Europa buscando alimento y un clima más templado para pasar la estación invernal.
En el recorrido por la naturelaza abderitana no puede falta el litoral abderitano. Más de una decena de kilómetros de playas y calas en estado virgen, en las que ondea la Bandera Azul en dos de sus playas: Censo, San Nicolás, las más próximas al casco urbano. Una oferta en la que predomina, a lo largo de toda su extensión, la playa arenosa, si bien existen ciertos puntos donde los montes de la Contraviesa se abaten al mar. En sus fondos arenosos se localizan, puntualmente, praderas marinas de Posidonia, siendo los rocosos ocupados por gran variedad de algas rojas, pardas o verdes.
Del mar a la mesa
La tradición agrícola y marinera dejan su huella inconfundible en la cocina abderitana. La frescura del pescado y marisco, junto con la variedad y abundancia de hortalizas, hacen del recetario abderitano, una fuente de riqueza para los amantes del buen comer. La olla fresca (cocinada con los productos obtenidos de la matanza), los fideos aparte, las migas de harina, el pulpo seco, el pimentón, las gachas, el gazpacho de Adra y todo tipo de pescados (ya sea en fritura, salazón, fresco o en conserva) son la mejor tarjeta de visita que se llevan los turistas a su paso por este destino de ‘Costa de Almería’.
Una propuesta turística completa y de gran valor para el destino ‘Costa de Almería’ que cuenta con el apoyo y respaldo de la Diputación a través del Servicio Provincial de Turismo. Su delegado, Javier Aureliano García, ha subrayado “la labor que desde el Servicio Provincial de Turismo de la Diputación de Almería se realiza para la promoción y difusión de los productos y recursos turísticos que tiene el interior de la provincia”. Asimismo, ha aprovechado esta oportunidad para invitar a los propios almerienses y visitantes potenciales a conocer enclaves tan privilegiados de la provincia como Adra.