El municipio de Vícar lleva al visitante a sumergirse en la historia. Una historia cuyos hallazgos localizados en yacimientos arqueológicos de gran importancia recuerdan que ya fue asentamiento durante la Edad de Bronce, un poblado rodeado de paredes rocosas.
Así, en la zona del Barranco del Cura pueden admirarse diversos vestigios de lo que fue la cultura prehistórica de El Argar.
Sin embargo, los primeros grandes monumentos que se abren al visitante, los acueductos de Carcauz, datan de la época romana. Y es que el agua ha sido siempre un elemento fundamental para la vida y el crecimiento de esta zona del Poniente almeriense. Así, a principios del siglo I d.C. se comienzan a levantar estas construcciones necesarias para la explotación minera de la zona de la Sierra de Gádor, que revitaliza la actividad de la zona, al tiempo que dan respuesta a la importante implantación agrícola, con cultivos como el trigo, el olivo o la vid, además de frutales y hortalizas.
El Acueducto de los Veinte Ojos, catalogado como Cuarto Acueducto más grande de España, se presenta ante la mirada de los visitantes altivo y bien conservado pese a sus veinte siglos de historia. Una visión espectacular desde la lejanía, con una amplia y variada muestra de colores pintando el horizonte. Asimismo, este conjunto monumental se completa con el acueducto de Los Poyos y el Acueducto ‘Por Rematar’. Un complejo que le ha dado fama al municipio fuera incluso de nuestras fronteras.
Sin embargo, no son los únicos espacios que recuerdan aquella época histórica, puesto que para conocer la cultura y las tradiciones romanas, la villa romana de Cuernotoro ofrece una visión de uno de los yacimientos más especiales de esta localidad almeriense.
Por otra parte, adentrándonos en la Sierra de Gádor, se llega al pequeño cerro que alberga su iglesia-fortaleza, datada del siglo XVI: La Iglesia-Fortaleza de San Benito, y en la que destacan sus robustos muros y el artesonado de su interior. Este edificio es uno de los más importantes del municipio, de marcado estilo mudéjar y catalogado como Bien de Interés Cultural por su imponente torre y la talla del Cristo de la Salud que protege en su interior. La importancia de esta fortaleza es tal que forma parte incluso del escudo del municipio. En esta línea, la iglesia de San Benito sufrió un gran deterioro a causa de la rebelión morisca de 1568, de las Alpujarras, lo que obligó a que el templo fuera reformado en el año 1647 con elementos mudéjares.
Son muchos los monumentos importantes que acoge el municipio de Vícar, entre los que se encuentra La casa del Marqués de Casablanca. Una denominación que hace referencia al Cortijo de Casablanca y a un título que concedió el rey Felipe V a Luis Maza de Mendoza y Montalvo. Un edificio cuya fachada aún se conserva.
El Mirador o el lavadero son lugares también emblemáticos de una tierra que comparte su historia, para que las huellas del pasado recuerden siempre el inicio de una localidad, que nació como municipio el 8 de diciembre de 1505, cuando los Reyes Católicos la donaron a Almería, por una Real Cédula, dada en Écija.
En esta línea, el diputado de Turismo, Javier Aureliano García, insiste en “la labor que desde el Servicio Provincial de Turismo de la Diputación de Almería se realiza para la promoción y difusión de los productos y recursos turísticos que tiene el interior de la provincia”. Asimismo, ha aprovechado esta oportunidad para invitar a los propios almerienses y visitantes potenciales a conocer los enclaves privilegiados del interior de la provincia y que protagonizan la campaña de promoción ‘Almería, piérdete en su interior’.