El largometraje que se proyectará hoy en ‘Ópera Prima’ trae a FICAL grandes dosis de improvisación, diálogo, humor y sentimientos a flor de piel. Unos ingredientes que han hecho de la película ‘Los Comensales’ su gran atractivo.
Durante la presentación a los medios de comunicación, el director, Sergio Villanueva y uno de los actores-comensales que componen el reparto de la película, Quique Fernández, han explicado algunos de los detalles del rodaje en los que la ausencia de unos diálogos estructurados y de un guión hermético, fueron los grandes protagonistas.
El director del Festival, Enrique Iznaola ha destacado en la presentación del cuarto estreno de ‘Ópera Prima’ la gran variedad de géneros y cintas que se están proyectando en el Festival y que tras su paso por el Festival de Málaga, llega a Almería para medirse ante los espectadores antes de su estreno con el gran público previsto para finales de este mes.
El director de la cinta ha calificado a los ‘Comensales’ como una declaración de intenciones en la que los protagonistas comparten sus preocupaciones y pensamientos en un formato tan habitual para la sociedad actual como es en torno a una mesa.
“Los Comensales es un alegato a que la mejor manera de resolver problemas es en torno a buena mesa. Para darle mayor naturalidad y realismo a la situación y hacerla un momento más de la vida de los espectadores, no contamos con un guión cerrado para que los diálogos fueran improvisados” ha explicado Sergio Villanueva.
Este largometraje de ‘afectos especiales’ tuvo una preparación de tres meses en los que el director mantuvo reuniones individuales con cada uno de los actores y que no tuvo una puesta en común hasta la primera vez que se sentaron para rodar.
“Así conseguimos compartir y trasladar al espectador a la misma vez, momentos especiales en la vida de cada uno de los protagonistas como la paternidad de Quique, la recuperación de Silvia Abascal o la muerte del Padre de Sergio” ha detallado el director de la película.
Para conseguirlo, el rodaje se realizó en una sola sesión en la que las cámaras, más que mirar, escuchaban, logrando crear una gran complicidad con todo el equipo y que el objetivo captara este ensayo cinematográfico con gran aroma sensorial tal y como se destila en el cine francés, tan apreciado por pensadores, público y artistas.
“Los cinco platos que se sirvieron durante la película marcaron los cinco actos teatrales que nos llevaron a los actores de una conversación a otra sin darnos cuentas, de hecho, yo tuve momentos en los que dudaba si la cámara estaba grabando y si finalmente, lo que habíamos hecho, gustaría al público y una vez terminado el montaje, vimos la reacción en el público que tuvimos nosotros al terminar de grabarla” ha concluído el actor Quique Fernández.