Como barco encallado en la arena, los faros se yerguen a lo largo de nuestra costa, mitad en tierra y mitad marineros. Visitar estos vigías del litoral se ha convertido en una actividad turística y cultural más de la costa almeriense, que cuenta con muchos más atractivos aparte de sus bellas playas.
Con 11 faros en su haber, aunque el de la capital está en zona restringida y el de la Isla de Alborán está algo retirado de la propia provincia, Almería es indiscutiblemente una tierra marinera. Comenzando por su extremo oeste encontramos el faro de Adra, de reciente construcción, ya que data de 1985 y está situado en la desembocadura del Río Grande. Su imagen es de las más reconocibles de la zona, debido a su pintura a franjas rojas y blancas, y es ya el tercer faro del municipio, ya que el primero fue derruido por un temporal y el segundo se acabó incluyendo en el núcleo urbano del pueblo cuando éste creció.
Continuando en el Poniente, en la playa de Punta de los Baños destaca un faro de torre cuadrangular con una plataforma volada que recuerda a un trampolín para saltar al mar. Esta moderna construcción de 1991 es la más moderna de la provincia y contrasta con su siguiente compañero en la línea del litoral, el faro de El Sabinal. Éste, además de estar en el paraje natural Punta Entinas-Sabinar, tiene una altura de 32 metros, que ofrece unas vistas espectaculares del entorno.
En Roquetas de Mar, el faro de 1863 es todo un símbolo. Dejó de prestar servicio en 1945, ya que está plenamente integrado dentro de la población, y ahora hace las veces de sala de exposiciones junto al también conocido Castillo de Santa Ana. El faro de San Telmo o Torrejoncillo, a las afueras de la capital, es aún más antiguo, data del siglo XVIII. Éste es también muy simbólico, ya que está en una de las entradas de la ciudad y se encuentra en lo alto de un acantilado que lo hace aún más visible y bello.
Quizá el faro más conocido de la provincia sea el de Cabo de Gata, junto al muy popular Arrecife de Las Sirenas. Esta construcción del siglo XIX es visitada y fotografiada por miles de visitantes todo los años, que siguen la zigzagueante carretera de costa que lleva hasta él para poder admirar las preciosas vistas que ofrece del Parque Natural Cabo de Gata. También dentro del Parque se encuentra el faro de La Polacra, que data de 1991. Su privilegiada y estratégica posición en lo alto de un gran saliente de roca le da unas espectaculares vistas de algunas de las calas vírgenes más recónditas de la provincia, como las del Bergantín o La Polacra, que le da nombre.
Entre Aguamarga y Carboneras se encuentra el faro de Mesa Roldán, o simplemente el faro de Carboneras, que a 220 metros sobre el nivel del mar se constituye como el faro a mayor altitud de la Península. Prueba de su gran representatividad y de la espectacularidad de sus vistas es el reportaje grabado el mes pasado en él por parte de TVE, en el que se lo toma como ejemplo para explicar la utilidad de los faros, ya que éste sigue en activo y a pleno rendimiento: http://www.rtve.es/alacarta/videos/aqui-la-tierra/para-sirven-faros/2586939/
Finalmente, el faro de Garrucha, de 1882, con su historia peculiar ya que fue la actividad minera de Sierra Almagrera en aquella época, que alcanzó un volumen considerable, lo que propició que se colocara un faro en esta villa. En la actualidad se encuentra ya casi totalmente integrado en el pueblo, como le ha ocurrido a otros, lo que a su vez ha permitido que se mantenga en buen estado de conservación y se haga uso de parte del mismo como Capitanía de Puerto.
Javier A. García, Diputado de Turismo y Vicepresidente de la Diputación, declara que “los faros son unas construcciones muy típicas y tradicionales almerienses, ya que están muy unidas a nuestra historia marítima. Conservar muchos de ellos en funcionamiento o reconvertirlos para el disfrute de sus visitantes es un ejemplo del símbolo que suponen para los almerienses y de la importancia que les damos”.