Dividido en dos grandes núcleos de población por el río Almanzora, aparece el municipio de Zurgena, puerta de oriente del Valle del Almanzora.
En su orilla izquierda queda la Alfoquía o barrio de la Estación y en la derecha, sobre una colina, la población antigua.
El casco urbano de Zurgena está engalanado con parques y plazas revestidas de flores y palmeras. Pasear por este enclave de interior, es todo un privilegio para el ajetreado ritmo de vida actual, ya que el tiempo parece detenerse y su espectacular naturaleza invita a zambullirse entre el verdor de sus vegas.
Los amantes de la arquitectura religiosa tienen dos paradas que hacer en este municipio, una en la iglesia de San Ramón Nonato, de estilo mudéjar y construida en 1560 y otra en la ermita de la Virgen del Calvario en cuyo interior alberga la imagen que, según cuenta la leyenda, se le apareció a un pastor en el siglo XVIII.
Al igual que en otros puntos de la provincia, en la zona más alta de Zurgena se erige una torre del reloj. Importante construcción de dos cuerpos de altura y que llega hasta los siete metros. La primera planta es cuadrada, rodeada de pitas y vegetación salvaje. La segunda se eleva por encima y se presenta con cuatro aristas pequeñas y cuatro grandes, en una de las aristas que dan al pueblo se encuentra el reloj que lleva dando la hora más de un siglo. La Torre del Reloj, de estilo mudéjar, se encuentra coronada por una veleta que señala la dirección de los vientos.
Cierra su legado monumental la Antigua Estación de Ferrocarril de Zurgena ubicada en la barriada de La Alfoquía y que se mantuvo activa desde 1885 hasta 1985. Hasta esta estación llegaban tres tipos de trenes, el frutero (mercancías), el correo (encargado del reparto de la correspondencia) y el mineral (transportaba mineral de hierro desde los cargaderos de Serón y Los Canos, hasta el Hornillo en Águilas).
Vecinos ilustres
Al igual que Francisco Villaespesa en Laujar, Agustín Gómez Arcos en Enix, o Nicolás Salmerón en Alhama de Almería, Zurgena encuentra en la persona de Ginés Parra, su vecino más célebre. El pintor, viajó por todo el mundo hasta que encontró su sitio ideal en el bohemio barrio parisino de Montparnasse. Sus obras se exponen en museos de todo el mundo y su memoria se recuerda, gracias en buena parte a su amigo Picasso, que junto a otros fundaron la Sociedad de Amigos de Parra.
Entre sus atractivos turísticos no podemos olvidar su amplia y rica gastronomía. El potaje de calabaza, de trigo ó de tortas de bacalao, el caldo de pescado con aletría, gurullos con conejo, pelotas de maíz, perdiz en guiso, ‘jormigones’ y choto al ajillo. La repostería con ser sencilla, no deja de ser suculenta: alfajores de almendra, ‘cuajao’ también de almendras ó empanadillas rellenas, pueden ser una buena representación de la misma.
Una propuesta turística de gran valor para el destino ‘Costa de Almería’ que cuenta con el apoyo y respaldo de la Diputación a través del Servicio Provincial de Turismo.
El diputado provincial Javier Aureliano García, ha subrayado “la labor que desde el Servicio Provincial de Turismo de la Diputación de Almería se realiza para la promoción y difusión de los productos y recursos turísticos que tiene el interior de la provincia”. Asimismo, ha aprovechado esta oportunidad para invitar a los propios almerienses y visitantes potenciales a conocer los enclaves privilegiados del interior de la provincia como éste.