Situado cerca del límite con Granada y en las faldas de la cara norte de Sierra Nevada, Abrucena ha sido a lo largo de su historia, lugar de diversos asentamientos según dan cuenta los restos arqueológicos hallado en dicha zona.
El primero de los asentamientos tuvo lugar en el Neolítico, etapa en la que se hallaron restos de cerámica en la zona denominada ‘El Castillejo’. Una fortificación que ha perdurado a lo largo de los siglos y le ha dado a Abrucena una seña de identidad, que permite distinguirla en el recortado paisaje de la comarca.
Hoy en día, en ese mismo lugar, pueden apreciarse las ruinas de una fortificación originariamente romana que junto a los restos de vídrios romanos localizados y el aljibe, también romano; demuestran que el municipio fue un asentamiento estable, siendo esta vía de acceso considerada ‘Viae militaris’ del llamado Itinerario Antonino. Junto a los vestigios, Abrucena destaca por la belleza natural de su entorno, por la imagen de la iglesia de Nuestra Señora de la Anunciación que domina al pueblo y sobre todo, por sus calles, laberínticas y serpenteantes que dan por su blancura la sensación al viajero de exageradamente soleadas al mediodía y sombrías al atardecer, cuando la gran pared de Sierra Nevada le quita de pronto la luz para dejar paso a la noche.
Como enclave privilegiado de sierra que es, Abrucena alberga en sus alrededores preciosos parajes que permiten al turista encontrarse con la naturaleza y lanzarse a su conquista. Uno de ellos, el del área recreativa de La Roza es uno de los más visitados de la provincia, y, junto al resto de la oferta que nos presenta Abrucena (El Serbal, el Aula de Naturaleza) uno de sus mayores baluartes en el ámbito del turismo rural.
En este sentido y como complemento a una jornada de visita, Abrucena ofrece a los turistas que la visitan, una variedad increíble de barrancos de impresionante belleza natural, ya que esta zona está incluida dentro de la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía, con las figuras de Parque Natural y Nacional de Sierra Nevada, como bandera.
Así, los turistas pueden disfrutar de rutas de senderismo siguiendo el cauce del río Nacimiento y disfrutando de las vistas del cerro de Tautila ó recorrer parajes de gran valor medioambiental como el paraje ‘Río de la Mina’ y el interesante mirador natural de la ‘Cuerda De la Mina’; el ‘Barranco del Diablo’; el ‘Barranco de Piedra Horadada’; la ‘Majada de Pandero’; ‘Los Puntalillos’; el ‘Barranco del Peral’ y el mirador natural del ‘Tajo de los Cejes’ desde el que se puede ver la Sierra de los Filabres, la Vega de Abrucena ó pueblos como Fiñana, Escullar, Abla y el popular Cerro del Castillejo.
Para reponer fuerzas y disfrutar, al mismo tiempo, de las tradiciones gastronómicas de Abrucena, los visitantes pueden degustar comidas típicas como las migas, la ‘fritá’ de conejo, gurullos, roscos fritos, roscos de vino, aguardiente y los famosos hornazos (bollos coronados con un huevo).
La carne de membrillo, la mistela, tortillas de habas, embutidos como el chorizo, la longaniza, el blanquillo o el salchichón y las conservas, realizadas con los productos de su propia huerta, como la de pimiento y la de tomate, serán el mejor recuerdo que puedan llevarse los turistas a su paso por Abrucena.
El delegado de Turismo, Javier Aureliano García, insiste en “la labor que desde el Servicio Provincial de Turismo de la Diputación de Almería se realiza para la promoción y difusión de los productos y recursos turísticos que tiene el interior de la provincia”. Asimismo, ha aprovechado esta oportunidad para invitar a los propios almerienses y visitantes potenciales a conocer los enclaves privilegiados del interior de la provincia y que protagonizan la campaña de promoción ‘Almería, piérdete en su interior’.