La pasión y la devoción hacen su particular estación de penitencia en el destino ‘Costa de Almería’. Una intensa semana de celebraciones, procesiones, devoción y fervor que se conjuga en una provincia tan versátil como heterogénea. Y es que junto a los planes religiosos, nuestra provincia albergará, durante estos días, a miles de turistas y visitantes dispuestos a perderse en la naturaleza, conquistar el interior de la provincia o zambullirse en una escapada junto al mar. Unas propuestas para las que ‘Costa de Almería’ tiene un universo de rincones en los que poder perderse.
Como principal aliado, el turista va a encontrar en nuestra excelente meteorología el mejor compañero de viaje. Y es que si hay un lugar en el sol se ha quedado a vivir, ese es Almería. Con más de 3.500 horas de sol al año y una iluminación especial y única, la provincia goza de un clima privilegiado durante todo el año que invita a vivirla y disfrutarla al aire libre, también en los meses de invierno. Con la baza del buen tiempo y el sol, comienza tu aventura por el destino más rico del sur del país, nuestra provincia.
Deporte junto al mar
A lo largo de sus más de doscientos kilómetros de litoral, Almería ofrece multitud de propuestas que se abre a la práctica deportiva gracias a su gran versatilidad. Para los que miden el viento y preparan su tabla antes de salir de casa, las playas del Poniente abren un gran abanico de posibilidades para el turismo activo. Los amantes de los deportes que unen viento y mar, tienen en este punto uno de sus reclamos preferidos para disfrutar de su afición. Windsurf, kitesurf, bodyboard y otras disciplinas tienen en el Poniente de la provincia su núcleo. El paisaje que pone el contrapunto a esta gran pista deportiva al aire libre, es la belleza del Paraje de Punta Entinas Sabinar, donde la naturaleza juega un papel protagonista convirtiéndose en un pilar fundamental para los turistas y amantes de la naturaleza.
Rutas por el lado más ‘natural’ de Cabo de Gata
A la hora de hablar de espacios naturales en la provincia de Almería, el Parque Natural Cabo de Gata – Níjar es una parada obligatoria. Su proximidad al mar, la riqueza en especies de aves y flora así como el paisaje que puede contemplarse durante el trayecto, recortado entre el Mediterráneo, el cielo y la montaña, lo convierten en unas rutas únicas e irrepetibles. El terreno a pisar entremezcla la aridez con el negro volcánico, un espectáculo natural de magnífica belleza en el que destacan las rutas que discurren paralelas a la costa en las que el caminante puede disfrutar de acantilados, cortadas y calas increíbles o de montañas de perfil arenoso.
Entre los senderos que destacan de esta zona, cabe señalar el que va de Aguamarga a las Negras que cuenta con una distancia de 14 kilómetros y el de San José – Genoveses – Mónsul de 15 kilómetros. Probablemente este segundo sea más recomendable para aquellos que, armados con su cámara fotográfica, quieran llevarse un recuerdo inolvidable. Además, podrán reconocer el perfil de zonas que seguramente vieron en la gran pantalla, en películas inolvidables.
A la conquista de Las Alpujarras
Uno de los mayores atractivos del interior de la provincia se encuentra al abrigo de una de sus sierras más impresionantes, Sierra Nevada. La alpujarra almeriense tienen entre sus atractivos una naturaleza sobresaliente, una gastronomía de cinco tenedores, artesanía para llevar de recuerdo y una historia que recoge, desde las crónicas más antiguas, cómo los poetas árabes de finales del siglo XV lloraron sobre sus versos la pérdida de sus grandes reino. Herencia directa de aquellas obras que cautivaron a los viajeros románticos del XIX, la Alpujarra almeriense se forjó como un territorio literario y místico a un escalón del Mediterráneo, elegido por artistas, poetas y escritores que hallaron en sus pequeños pueblos, blancos como la nieve, la inspiración necesaria para edificar su obra. Mucho más que una jornada de visita, es un paseo por la historia. Merece la pena pasear por las calles de pueblos como Laujar de Andarax, Fondón, Beires, Ohanes, Padules y Canjáyar, para vivir los capítulos más intensos de nuestra historia mientras disfrutamos de las vistas que ofrece su privilegiada ubicación a las faldas de algunas de las montañas más imponentes que ofrece la naturaleza almeriense.
Un paseo por el Desierto
Entre las cadenas montañosas de las sierras Alhamilla y de los Filabres se extiende un territorio portentoso y mítico: el único desierto que al día de hoy existe en Europa y que lleva el nombre del pueblo de Tabernas como máximo estandarte. Un enclave casi mágico, del que se ha dicho incluso que recuerda al paisaje lunar, en el que se han rodado algunas de las mejores películas del oeste de la historia del cine, cuyos escenarios se mantienen aún en pie a manera de parques de atracciones en los que se ofrecen numerosos espectáculos a los visitantes. Los focos del séptimo arte no han dejado de apuntar a la provincia y en los últimos tiempos, se han multiplicado las superproducciones como Éxodus, las premiadas cintas como ‘El Niño’ y ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’ y las series como Juego de Tronos que han puesto sus ojos en las localizaciones no sólo del desierto, sino también de toda la provincia.
Una escapada por el único Desierto de Europa
Entre las cadenas montañosas de las sierras Alhamilla y de los Filabres se extiende un territorio portentoso y mítico: el único desierto que al día de hoy existe en Europa y que lleva el nombre del pueblo de Tabernas como máximo estandarte. Un enclave casi mágico, del que se ha dicho incluso que recuerda al paisaje lunar, en el que se han rodado algunas de las mejores películas del oeste de la historia del cine, cuyos escenarios se mantienen aún en pie a manera de parques de atracciones en los que se ofrecen numerosos espectáculos a los visitantes. Los focos del séptimo arte no han dejado de apuntar a la provincia y en los últimos tiempos, se han multiplicado las superproducciones como Éxodus, las premiadas cintas como ‘El Niño’ y ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’ y las series como Juego de Tronos que han puesto sus ojos en las localizaciones no sólo del desierto, sino también de toda la provincia.
Los pueblos del levante: De Mojácar a Pulpí
Junto a la magia de los pueblos de esencia árabe de la Alpujarra, en el levante almeriense, alineados con la línea de costa, se localizan algunos de los pequeños paraísos que la provincia reserva para sus turistas y visitantes. Ejemplo de ello, son Carboneras y Mojácar, municipios que han llegado hasta nuestros días sobre una montaña, a modo defensivo pero vigilando siempre la línea del mar que se ha convertido, a su vez, en uno de sus mayores atractivos desde la época en la que los piratas berberiscos surcaban el mar. Prácticamente en el límite con Murcia se encuentra Pulpí, puerta de entrada a la provincia que goza de algunas de las playas con más fama de provincia en las que turistas y personalidades del país, se refugian para disfrutar de sus cristalinas y transparentes aguas.
Los Vélez
Al norte de la provincia se ubican la cara y la cruz de la Comarca de los Vélez: Vélez Rubio y Vélez Blanco. El primero, es señorial y noble; el segundo es alegre y natural dominado por la impresionante figura del Castillo de los Fajardo, un edificio bello e imponente que domina la mayor parte de la comarca. Pero su riqueza cultural no acaba aquí, en una de las paredes de la cueva de los Letreros aparece dibujada la silueta del Indalo, un símbolo que ha terminado por convertirse en emblema de Almería.
Y para reponer fuerzas…. ¡una gastronomía única!
No podíamos terminar este recorrido por los atractivos de la provincia sin hablar de su gastronomía, rica y variada y que se asienta en dos pilares los restaurantes y los bares de tapas. La tapa almeriense es un referente a nivel nacional gracias a la riqueza, variedad e innovación que se ha alcanzado en los últimos años. Además, en Almería es el cliente el que elige la tapa, a diferencia de lo que ocurre en otros lugares de España.
Pero también existe excelencia gastronómica en los restaurantes de toda la provincia, de Los Vélez a Laujar y de Adra hasta Pulpí, donde una excelente materia prima y las manos de los cocineros y cocineras han logrado conjugar la cocina tradicional mediterránea con los platos de autor.