En la tarde de este lunes, 23 de agosto, la Diputación de Almería ha realizado la tradicional Ofrenda Floral en honor a la Virgen del Mar, un acto que, como consecuencia de la emergencia sanitaria, se ha celebrado bajo todas las medidas de seguridad y, por segundo año consecutivo, de forma escalonada para evitar aglomeraciones y situaciones de riesgo. La Ofrenda se ha realizado al finalizar la eucaristía presidida por el sacerdote Manuel Pozo Oller, presidente del Cabildo de la Catedral.

El presidente de Diputación, Javier A. García, acompañado por diputados de la Corporación Provincial, ha depositado las flores ante el Altar de la Virgen del Mar en representación de los 103 municipios y la entidad local menor

Hoy se ha estrenado el nuevo sistema de climatización del Santuario de la Virgen del Mar fruto de la colaboración institucional entre la Diputación, el Ayuntamiento de Almería y el Obispado

El presidente de la Institución Provincial, Javier A. García, y miembros de la Corporación Provincial, han depositado las flores ante el Altar de la Virgen del Mar en una de las tradiciones de carácter religioso de mayor arraigo y más esperadas de las fiestas de la capital.
El presidente ha realizado la Ofrenda en representación de los 103 municipios y la entidad local menor y ha pedido a la Virgen por “el bienestar de todos los almerienses, que tengan salud y trabajo, y que cuanto antes pase esta pandemia para que, entre todos, recuperemos la provincia social, sanitaria y económicamente sin que ningún almeriense se quede atrás”.
En este sentido, el presidente ha aprovechado la ocasión para volver a apelar a la responsabilidad social e individual de todos los almerienses a la hora de mantener las medidas de seguridad necesarias para contener al virus, un hecho que, junto a los altos índices de población inmunizada, nos hacen ver el futuro con optimismo, ha apuntado.

Por último, Javier A. García ha valorado positivamente la colaboración institucional entre la Diputación, el Ayuntamiento de Almería y el Obispado para la instalación de un sistema de climatización en el Santuario que garantice una óptima temperatura de forma constante que asegure la protección del patrimonio que alberga el Templo y, al mismo tiempo, el confort térmico de todos los fieles que asisten a la Iglesia en cualquier época del año.