Qué mejor manera de cerrar la sección de mesas redondas de la vigesimotercera edición del Festival Internacional de Cine de Almería (FICAL) que como empezó: con buen humor y una gran sonrisa. Si en aquella, el primer viernes del festival, fueron provocadas en el arranque por los ‘chanantes’ Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla, Carlos Areces, con Marta Hazas, hoy han sido Amaia Aberasturi, Pol Hermoso, Javier Veiga y José Corbacho los responsables.
La periodista Elena Sánchez ha moderado el último encuentro de los nueve de la edición de este año del Festival, dedicado en este caso a analizar ‘El oficio de ser actor’
En un encuentro moderado por la periodista Elena Sánchez, los cuatro protagonistas han filosofado sobre ‘El oficio de ser actor’ desde distintos enfoques. Romper el hielo nunca es fácil y, como entrevistadora experimentada, Elena Sánchez lo ha hecho pidiéndoles que se definan y se presenten ellos mismos. Desde luego Corbacho ha tenido claro que “si esta mesa redonda va sobre el oficio de actor, yo puedo decir que ahora mismo soy un impostor porque el único personaje que sé hacer es el de José Corbacho y todavía no lo tengo muy definido”, ha bromeado para continuar, “yo disfruto de los actores pero detrás de la cámara”.
El público se lo pasa en grande en la antesala de la gran gala final y de despedida de una brillante y participa edición de FICAL
Javier Veiga, en los últimos años casi más implicado en escribir, producir y dirigir, ha afirmado que “todavía siento el arraigo a decir que soy actor. Creo que uno es lo que decidió ser a los 18 años”. Más directos pero en la misma línea han sido Amaia Aberasturi, que ha afirmado que “quise ser actriz desde pequeña, es lo que me ha movido, cada día me sorprenderme más con personajes diferentes”, y Pol Hermoso ha concluido que “es lo que más me gusta y priorizo en estos momentos”, mientras ha confesado tener apartados los estudios de Ingeniería Naval.
Un punto vocacional que a Javier Veiga le llevó a dejar sus estudios de arquitectura. “Cuando le dije a mi padre en 1992 que dejaba la carrera para estudiar arte dramático me dijo ‘¿eso qué es, pintar?’ En aquellos tiempos los actores eran los hijos de actores, no era un oficio como puede serlo ahora, lo que sí ha cambiado es el temor a la incertidumbre. El de actuar ha sido siempre un oficio inestable y eso ha cambiado, no porque ahora no lo sea, sino que ahora todos los demás trabajos lo son también”, ha concluido entre risas.
José Corbacho ha recordado sus inicios en la compañía de teatro La Cubana en 1987, “también dejé los estudios y sí, es inestable, pero es una vocación imparable. Somos felices así y al final nos gusta hacer cosas, a veces más rentables, otras menos, porque la realidad es que no todos los días todas las salas pueden tener a miles de personas, pero el es nuestra trampa y el veneno”.
Amaia Aberasturi ha compartido que “yo comencé estudiando Educación Infantil, Primaria y también interpretación, como una forma de tener algo hecho si al final esto no va bien. Recuerdo que mis padres no querían que fuese a castings. Una vez me llevaron a uno solo para que viera que había cientos de niños y que era muy difícil, pero me lo pasé tan bien… y me cogieron para protagonizar ‘Los castigadores’, película sobre bullying”. También tuvo suerte con los castings a la primera Pol Hermoso, “como me cogieron en los primeros de niño y fui siguiendo nunca tuve la necesidad de decirle a mis padres que quería dedicarme a esto. Todo fue seguir”.
En casi todas las mesas redondas actorales sobrevuela la pregunta de la incertidumbre y las épocas de ‘vacas flacas’. En sentido, José Corbacho considera que “hay que ser proactivo, no puedes depender de una prueba o de si te llaman o no. También creo que cuando haces castings lo de menos es que no te cojan, porque creo que forma parte del oficio que has escogido”. Tanto Veiga como él tienen experiencia en la creación de compañías de teatro o productoras, como hizo Corbacho con la de Buenafuente. Amaia ha abogado por aprovechar esos impases para formarse más y Pol Hermoso por el trabajo colaborativo desde las escuelas de cine.
La gran exposición personal y fragilidad de los actores y actrices, que necesitan saber que están haciendo un buen trabajo o que están sujetos a la opinión subjetiva de personas no siempre lo suficientemente educadas o con criterio o la intensidad a la hora de vivir los personajes y ‘dejarlos ir’ han sido otras de las ideas puestas sobre la mesa que ha finalizado con un aplauso unánime de los asistentes que una vez más han llenado el Patio de Luces de la Diputación Provincial.