Dos chicos italianos aterrizan en una Almería desconocida para ellos. Se llaman Pietro Formicci y Andrea Risso y forman parte de un proyecto de voluntariado europeo que tuvo lugar en 2018. Su cabeza es un hervidero de creatividad, y en su camino, se encontraron con la asociación La Guajira. Poco a poco, conociendo culturas y costumbres, la esencia almeriense les fue atrapando. Como resultado, el documental estrenado ayer en FICAL, ‘De Ida y vuelta’.
El teatro Apolo ha vuelto a colgar el cartel de ‘Lleno’ para presentar el primer trabajo de los italianos Pietro Formicci y Andrea Risso
“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo”. Con esta frase de Eduardo Galeano comenzaba la proyección que mostró, en un primer golpe de vista el Puerto y las playas. La cámara entró en una casa en la que bullía la gente entre guitarras, pantalones ‘apretaos’ y cajones flamencos.
En el patio de butacas, lleno, estaban los dos jóvenes directores acompañados por Amina Pallarés, secretaria de la asociación ‘La Guajira’ y Jesús Gómez, presidente. Ellos serían los protagonistas de la mesa redonda de debate que comenzó tras el documental.
Antes, para dar la bienvenida al público y a los protagonistas, subían al escenario el diputado de Cultura y Cine, Manuel Guzmán, acompañado por el director del Festival, Enrique Iznaola. Ambos coincidieron en lo complejo que es fundar una asociación. “Aunque en Almería tenemos buenos referentes, unos ‘magníficos locos’ que están escribiendo con letras de oro en nuestra cultura”. Guzmán se ratificó en la idea de que “esto es lo más bonito que puede pasarle a una sociedad” mientras que Iznaola se refirió a La Guajira como “un punto de partida para la reflexión”.
Durante aproximadamente cincuenta minutos, los espectadores pudieron conocer a fondo la experiencia de estos dos voluntarios italianos que llegaron para pasar un año en La Guajira. “A través de su mirada, de lo que ellos han ido descubriendo, tuvimos la idea de hacer un vídeo. Aparecen destacados otros enclaves como La Oficina o Clasijazz”, apuntó el presidente de La Guajira Jesús Gómez Fuentes.
Con un marcado acento italiano, del norte, Pietro Formicci recuerda sus primeros pasos en Almería. Primeros pasos literalmente hablando, porque nunca antes había estado, aunque sí conocía “la importancia del cine aquí, había oído hablar del spaguetti western”. Sonríe nervioso, no todos tienen la oportunidad de estrenar documental en un Festival como FICAL, con fuerte componente internacional. “La idea fue de La Guajira, vieron que estaría bien documentar lo que estaba pasando en la ciudad, a nivel cultural”.
A su lado, el otro director, Andrea Risso, asiente en silencio. “Estar hoy aquí es como un shock cultural… imagínate estar en un barrio como Almedina, donde se respira flamenco. No conocíamos el cante, el baile… todo lo hemos aprendido ahora”. Fascinados por lo que hacen, por el resultado de su trabajo, dominan las calles igual que cualquier almeriense.
La crisis sanitaria del coronavirus se cruzó por su camino. “Teníamos pensado estrenarlo el año pasado, pero el mundo paró y nosotros también”.
El presentador y socio fundador de La Guajira, Manuel García, resaltó el importante papel de las asociaciones culturales en la provincia. “A la hora de organizar FICAL, Diputación pensó en nosotros porque les gustó el proyecto y nos invitaron”.