Acostado a las faldas del monte Maimón, en la comarca de los Vélez, duerme el municipio de Vélez-Blanco.

El turismo de interior, cada vez más en alza en la provincia, atrae a cientos de visitantes que buscan opciones de actividades en el medio ambiente así como descubrir las joyas del patrimonio almeriense.

Conocido mundialmente gracias al Castillo de los Fajardo, una joya del siglo XVI por el que no pasan los años, atrae cada temporada a cientos de turistas que, además, suelen llegar a la llamada de los diferentes eventos culturales o patrimoniales que dan vida al municipio.

Vélez-Blanco es una de las joyas que guarda el interior de la provincia. Almería es un cofre del tesoro en el que sus 102 pueblos reparten sus atractivos entre el sol, mar y naturaleza repleta de misterios a descubrir en las localidades de interior. No sólo el castillo es uno de sus emblemas. También es conocido que en la Cueva de los Letreros se encuentra el símbolo del Indalo (uno de los emblemas almerienses por excelencia), una pintura rupestre que la provincia ha adoptado como suya, como una potente seña de identidad y cuya historia sorprende a los turistas que acuden buscando respuestas a dicha cavidad. Frecuentada por escolares, son muchos los colegios que se sirven de la localidad para explicar más en profundidad a los jóvenes los orígenes de esta tierra.

El Indalo es una pintura rupestre enmarcada en la época el Neolítico tardío o Edad del Cobre. La cueva donde fue encontrada ahora es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

La Cueva de Ambrosio, en la zona norte del municipio, es uno de los yacimientos conocido como solutrenses más importantes por la cantidad de cosas que en él se han encontrado entre las que destacan las puntas de lanza y algunos restos más de la cultura prehistórica. El Cerro de las Canteras también es otro importante punto arqueológico en el que se encuentran los restos del mayor poblado neolítico de la Península.

Debido a la altitud a la que se encuentra el municipio y probablemente a la presencia de la imponente fortaleza sobre la colina, Vélez-Blanco tiene también algunas torres vigía que son dignas de mención. Este es el caso de la de Cella, Río Claro, Taibena y Pozo Belmonte.

La iglesia parroquial de Santiago es una suma de estilos gótico, mudéjar y renacentista. La belleza de la misma la ha llevado a ser considerada como Bien de Interés Cultural.

No sólo los amantes de la historia encuentran en Vélez-Blanco un punto de estudio. Aquellos a los que la arquitectura les interese pueden disfrutar en esta localidad de un punto de inflexión que ahonde en sus conocimientos. Este es el caso de las casas o los monumentos que aparecen en sus calles. Todos ellos de estilos diferentes, donde se entremezclan formas y colores en unas zonas que respiran aires mudéjares, barrocos o renacentistas. Asimismo, en el casco histórico además de las casas en las que habitan los vecinos, por sus calles puede disfrutarse de la magia que da una localidad pequeña del interior de la provincia.

La Morería o la doble muralla que rodea la ciudad son enclaves dignos de disfrutar así como la conocida Fuente de los Cinco Caños, en la que pesa más la tradición que la misma arquitectura. Es de obligado cumplimiento, casi, para el visitante, pasar por al lado de la misma y cómo no, llevarse una fotografía a casa.

La imponente sierra marca el telón de fondo de un municipio que sale bien en todas las fotografías, motivo éste por el que e smuy demandado por aquellos que desean llevar a sus casas recuerdos plasmados de las últimas vacaciones. Además, cuenta con museos y el imponente Festival de Música Barroca y Renacentista, que se celebra en el marco del Castillo de Los Fajardo poco antes de la llegada del periodo estival. Al mismo acuden profesionales de la música barroca de todo el mundo y se ha consolidado como una gran referencia a nivel internacional.

No sólo este evento es destacable. Muchos organizadores de actividades eligen el municipio porque desborda magia, convirtiéndose en un punto de encuentro para las distintas culturas.

Durante la segunda semana de agosto tiene lugar en el municipio una de las celebraciones más importantes y multitudinarias: la Fiesta del Cristo de la Yedra. En Navidad, la cuadrilla de las ánimas y la tradición entre Hermandades de la Semana Santa han hecho de este municipio un referente a la hora de plasmar muchas de las tradiciones almerienses.

El Servicio Provincial de Turismo de la Diputación de Almería, por medio del representante de esta área, Javier A. García, ha querido recordar tanto a los almerienses como a los visitantes potenciales la importancia que tiene conocer “el corazón de la provincia, porque tenemos una enorme riqueza en el interior. Un potencial que queremos dar a conocer desde esta entidad a través de nuestra labor de promoción y difusión de las actividades que se realicen y de los monumentos o enclaves emblemáticos de los que se encuentran más allá del mar y el sol”. Referente a la localidad egetana, ha asegurado que “conocer Vélez-Blanco es adentrarse en una parcela de historia bastante interesante. Aparecen vestigios de otras épocas, de muchas civilizaciones distintas, que se han entremezclado con la sociedad de hoy día. No cabe duda de que es un enorme valor al alza que tenemos que cuidar”.