Situado en la Sierra de Lúcar mirando hacia Almanzora y los Filabres, se encuentra el municipio que lleva el mismo nombre.

Este municipio ofrece a sus visitantes una relajante estancia en la que el medio natural se mezcla con la arquitectura tradicional recordándonos a las construcciones rústicas prehistóricas

Una tranquila villa cuyo origen radica en sus manantiales de agua, que aún hoy constituyen el atractivo más importante de este bonito y tranquilo pueblo, distinguible desde lejos por el antiguo reloj campanario que sobresale sobre el resto del pueblo.
Se han recogido testimonios de la existencia de esta villa en la época romana, e incluso en la época prehistórica. A mediados del siglo XIX se hablaba de la existencia de fábricas de telas de lino y jaboncillo y de una importante actividad minera, hoy dí­a abandonada, con la extracción de minerales de cobre, malaquita y azurita. 

Paseando por su casco urbano, el visitante podrá disfrutar de un relajante paseo por sus engalanadas y encaladas calles, donde la arquitectura tradicional recuerda a las construcciones rústicas prehistóricas. No obstante, Lúcar también ofrece al visitante monumentos de interés para visitar como la Iglesia de Santa María, de arte mudéjar; su ayuntamiento y los miradores de La Santa y de Lúcar desde los que se puede observar la naturaleza bella e impactante del Valle del Almanzora.
Y es que Lúcar cuenta en su Sierra con una de las montañas más altas de la Comarca, Piedra Lobera que con 1.722 metros recuerda por su nombre los habitantes que la poblaban en otra época. Además de su belleza paisajística, Piedra Lobera está declarado Monumento Natural por la especial flora y fauna que la habitan, como la exótica peonía, denominada rosa de monte, a la que se le atribuye propiedades medicinales. 
A escasos kilómetros de Lúcar, en la pedanía de Cela, se puede conocer el nacimiento de un manantial de aguas termales que confluyen en la Balsa de Cela, que data de la época romana y cuyas aguas emergen de forma natural con un caudal constante de 42 litros por segundo y una temperatura que se mantiene en las distintas épocas del año entre 22 y 24 grados centígrados. Estas aguas tienen propiedades medicinales para distintos tipos de enfermedades.
El embalse con forma de piscina formado en el nacimiento conocido como Balsa de Cela, es el límite natural entre los municipios de Tíjola y Lúcar. Tiene unas dimensiones de 50 x 50 metros y una profundidad que va desde los 50 centímetros a los 2 metros.
El diputado de Turismo, Javier Aureliano García, insiste en “la labor que desde el Servicio Provincial de Turismo de la Diputación de Almería se realiza para la promoción y difusión de los productos y recursos turísticos que tiene el interior de la provincia”. Asimismo, ha aprovechado esta oportunidad para invitar a los propios almerienses y visitantes potenciales a conocer los enclaves privilegiados del interior de la provincia como éste.